Powered By Blogger

sábado, 6 de julio de 2013

Actitud Vintage




 

Desde hace tiempo vengo observando el fenómeno “Vintage”. Revistas de moda, fashion bloggers y personal shoppers hablan constantemente tanto del vintage como del estilo retro. Los expertos en tendencias aseguran que se trata de algo así como una nostalgia proyectada creativamente para aliviar el estrés psíquico y emocional que nos causa esta era de fría tecnología.

Avanzamos desbocados hacia un futuro que corre más deprisa que nosotros. Las nuevas tecnologías nos persiguen como una apisonadora. La obsolescencia programada es un hecho. Las cosas ya no se hacen para perdurar en el tiempo sino para capturar el instante y eso  puede llegar a ser realmente agotador.

Ya no coleccionamos cosas, sino momentos…y los momentos se suceden unos a otros tan rápido que nos da la sensación de que la vida nos vive a nosotros en lugar de nosotros a ella.  Es entonces cuando un pasado sin Internet, sin móviles, sin doscientos canales de televisión, sin iPod, sin Mp3, sin Whatsapp, sin Facebook…nos parece un lugar en el que la vida no pasaba como un tren sin parada.

Aunque no creo que sea cierto aquello de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, reconozco que me gusta la estética vintage y veo algo positivo en esta tendencia retrospectiva. En nuestra memoria, tendemos a exponer en vitrinas de escaparate los malos momentos del pasado como si fueran trofeos. Muchas veces, damos una importancia desmesurada a lo que pasó y nos hizo daño, dejando que empañe todo nuestro pasado. Acabamos dejando en el desván de nuestra mente, metidos en un baúl lleno de polvo, los momentos felices del pasado. Y eso no es ni justo ni sano. Por eso, me gusta hablar de la “actitud vintage”, porque es la actitud que te permite subir al desván y rescatar del viejo baúl todo aquello que en su día fue hermoso, te dio felicidad o te alegró la existencia. Es la actitud de rescatar todo aquello que merece la pena rescatar y colocar en la vitrina, bien expuesto para que no se nos olvide, mientras lanzamos a la papelera más cercana todo aquel trofeo obsoleto que nos permite seguir siendo víctimas de algo o de alguien.

A veces, es necesario mirar atrás, sin pena, con una nostalgia creativa que nos permita cambiar el enfoque cuando éste se ha vuelto demasiado pesimista: donde hubo, siempre queda. Donde hubo sueños, ilusiones y felicidad, siempre queda….Recuperemos entonces esos momentos para seguir creándolos en el presente y en el futuro. Volver la vista atrás no es retroceder: si es para salvar del olvido algo que merecía ser devuelto al recuerdo, jamás será perder el tiempo. Puede que ese alto en el camino te haga llegar un poco más tarde de lo previsto a tu meta…pero llegarás mucho más sabio y habiendo disfrutado del trayecto.