Powered By Blogger

martes, 17 de abril de 2012

“Si la vida te da un limón, hazte una limonada”


Celia, preocupada, lanzó un mensaje a través de su Facebook: “…pero, ¿tan mal están las cosas en España?”. Al parecer hasta la Gran Bretaña se hace eco de lo mal que andan por aquí las cosas…y sí, el rey cazando elefantes…

El futuro siempre se presentará oscuro para aquellos a los que les siga costando comprender que “el mejor modo de predecirlo es….inventándolo”.

Un cambio de perspectiva nos ayudaría mucho en estos tiempos de “crisis”. Como dice mi amiga Natividad, nunca digas que tienes un problema, di que estás viviendo una “experiencia de alto nivel de aprendizaje”.

Cuando tenía doce años, leí un libro de Dale Carnegie que ya hace un porrón de años estaba escrito hacía otro porrón de años. Este señor dedicaba un capítulo entero de su libro a explicar de una forma asombrosamente sencilla (lo entendí yo perfectamente y, repito, tenía doce años) lo que más tarde se ha llamado concepto de “resiliencia”.

Hace tiempo que me convencí de que en materia de “crecimiento personal” no hay mucho nuevo bajo el sol y el ejemplo de la resiliencia lo confirma. 

Según los “entendidos” la resiliencia es “la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos (Instituto Español de Resiliencia). La Resiliencia, es el convencimiento que tiene un individuo o equipo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la derrota a pesar que los resultados estén en contra, al final surge un comportamiento ejemplar a destacar en situaciones de incertidumbre con resultados altamente positivos”.

Me alegra saber que la psicología y la neurociencia se ocupan de este asunto. Tal vez resulte más técnico y más intelectual (últimamente veo por todas partes asombrosas teorías “de cajón” intelectualizadas hasta el absurdo…pero eso daría para otra entrada). Pero lo que más me tranquiliza es que alguien, en los años treinta del siglo pasado,  definió la resiliencia de una manera tan simple que hasta una niña de doce años podía entenderle: “Si la vida le da un limón, hágase una limonada”.

No es la primera vez, ni espero que sea la última, que atravesamos una crisis. Y es un regalo porque las crisis preceden al cambio y cambiar es necesario. Cambiar es evolucionar.  Se nos presenta una oportunidad única para replantearnos nuestra vida y nuestro sistema de creencias.

Pongamos la maquinaria de la creatividad en funcionamiento y dejemos de echar la culpa a los “malos” (recordemos el principio de Hanlon: “Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez”).

Pero, ¿por dónde empezar? ¿Cómo salvar al planeta? Muy fácil: sálvate a ti. Cuídate; quiérete; respétate; conócete; reconoce tu sombra y acéptala; come mejor; duerme mejor; RESPIRA; sonríe más; olvídate de lo que no has conseguido hasta ahora y céntrate en lo que puedes conseguir a partir de ahora; limpia y ordena tu mesa, tu cuarto, tu despacho, tu casa, tu coche; deshazte de lo que ya no te sirve; recicla; pide las cosas por favor; di GRACIAS; córtate el pelo; date un masaje; obsérvate; observa a los que te rodean;  besa más; abraza más; escucha música que te “eleve”; alimenta tu alma con buena lecturas; selecciona como un “gourmet” lo que ves en la televisión; abre más tu mente y cierra más tu boca; actúa más y quéjate menos…

Entonces, ¿de verdad, seguimos creyendo que no podemos hacer nada?